Es una línea imaginaria que siempre deberá tenerse en cuanta al dibujar, y que estará siempre a la altura de nuestros ojos de tal manera que si nos elevamos el punto de vista estará más elevado y si nos tumbamos en el suelo estará más bajo. Vemos en la figura a una persona de pié mirando hacia el mar y comprobamos lo dicho: la línea del horizonte punto de vista queda perfectamente a la altura de sus ojos.
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